jueves, 23 de octubre de 2008

La infancia no es un tiempo que pasó; es un lugar donde volver de vez en cuando.

El patio de las cayenas
Entrevista al poeta panameño Héctor Collado
Por León David

1. ¿Cómo definirías tu relación con la poesía?-
Me encantan las palabras, jugar con ellas, inventar nuevas, saborear el jugo y el sumo de cada una, tocarle las texturas, adivinarlas, romper los significados, mirarlas moverse como hormigas sobre la cuartilla. La poesía, lo he dicho muchas veces, es un juguete modular que siempre se está ahí esperando por esas fuerzas de la naturaleza humana que puede engendrar tanto “un niño” como un bajareque. Mi relación con la poesía me ha enseñado a ver más, a mirar mas lejos, a mirar adentro, a mirar. Es una manera de darme cuenta de mi gota de universo.

2. Has escrito poesía para niños, ¿en qué se diferencia de la poesía tout court? ¿Cuál es su importancia?
-No establezco diferencia alguna. La Poesía es la Poesía. El género o “subgénero” literario es el recipiente en el que se deja servir, como diría Neruda, “lava o nieve”. Eres mi testigo de que un poema, escrito para niños, lo disfrutan sin ningún problema los adultos, porque la infancia no es un tiempo que pasó; es un lugar donde regresar de vez en cuando. La poesía apela a la emoción. Te regala un desierto de lágrimas sedientas o un mar de espuma sonriente.

3. ¿Qué me puedes decir de la literatura panameña actual?
-La nuestra es una literatura que, aunque marcada por el “eje transversal” determinado por los antagonismos históricos con el Imperio, respira en constante transición. Particularmente en la narrativa y la dramaturgia. Lo más reciente pretende desprenderse del sesgo y se dirige, afortunadamente a indagar en nuevos temas, hasta donde alcance lo de nuevo. Hay una vuelta a las formas clásicas, sobre todo en la poesía. Si hubo un tiempo en que nuestras letras estuvieron “comprometidas” con los dolores de la patria, hoy por hoy ese vuelco se dedica a los malestares personales con pretensiones de latinoamericanizarse, temáticamente hablando. La panameña, como las letras de cualquiera de nuestros países, es sostenida, renovable y se mantiene en constante latencia. No me espantaría para nada que en algún momento hubiera un nuevo estallido en Latinoamérica. La literatura panameña se me antoja una carga de profundidad. Algo grande está a punto de ocurrir. Hay que préstarle atención a los escribas.
4. Acabas de participar en el V Festival de Poesía de El Salvador, ¿qué significado tienen para ti estos festivales?
-Son un punto de referencia, una especie de cotejo con los escritores que participan. No como competencia sino como un darnos la oportunidad de ver nuevas luces en el horizonte. A veces los escritores dentro del país no nos conocemos. Te imaginas los escritores de otros solares. Es bueno verlos, compartir más allá de las referencias bibliográficas o de los pocos textos que se pudieran conocer de cada uno. Conocernos nos hará mejores proyectos de dominicanos, de panameños. El V Festival de Poesía de El Salvador me ha significado conocer algo de la poesía de esos 15 ó 20 representantes, y mucho de las personas que están detrás de los nombres.
5. Por qué la poesía, si la comparamos con otros géneros literarios, tiene tan escasos lectores?
-A todo el mundo le gusta la poesía. La buena poesía. Ella ejerce fascinación en cada uno de nosotros. Somos sus cómplices. Le guardamos la memoria y cuando queremos sonar grandilocuentes acudimos a su concurso. Lo de los lectores escasos creo que tiene que ver con que muchos impíos vienen al templo con sus pecados sin lavar y se rasgan las vestiduras sin arrepentimiento verdadero. A pesar de ellos la poesía es redentora y sus apóstoles, más temprano que tarde llegan puntuales con buenas nuevas.

6. ¿Qué importancia puede tener la poesía en este mundo moderno o posmoderno en que vivimos?
-Creo que esa muchacha nos ayuda a no dejarnos vencer, a no rendirnos. Ella nos enseña a no perder de vista lo humano y nos dice que a la vuelta de la tecnología y la globalización y las guerras ella va a estar allí, esperando como una novia ansiosa. No tengo dudas de que la poesía es importante para todos, aunque lo ignoremos.
7. ¿Quién es Héctor Collado?
-Un aprendiz

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